Tuesday, October 25, 2011

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Cuando comienzo a rehabilitar el hábito de crear situaciones imaginarias te paras frente a mí. Me es imposible no volver a ello. Comenzamos diciendo hola, chao y talvez un hasta luego. Todo cambio a medida que las hormigas fueron saliendo de su escondite, la primavera llego y creo que para mi no.

Sunday, October 23, 2011

Cuando empiezo a sentir, hay algo en mi espalda. El bichito sube por todas partes y hay retorcijones. Muchos retorcijones. El corazón se me cae y lo devuelvo por la boca. Ya no quedan más ideas, todas murieron antes de nacer. Y yo muero. Muero y bailo sobre mi propio desvanecimiento. Quiero irme, tan lejos y tan cerca que no sea capas de entender mi nuevo posicionamiento. Aire. Espero el aire (pero no sé cuanto). El aire se disipa, se descuelga, me amarra y suelta. Aire, aire, aire sin razón( a - miento). Pero aire al fin y al cabo.

Saturday, October 15, 2011

100palabras.

Y el grito me surca la garganta, se esconde entre mis cuerdas vocales y no puedo y no puedo soltar el delirio de traspasar lo corpóreo. Y el oxigeno me frena, el tacto se consume, se desvirtúa, ocasionalmente me golpea -me divide- y el oído se queja junto al gusto. Un gusto conocerte, un gusto saborearte, un gusto servirme de tu carne. Y vuelvo y me vuelvo y me vuelven, siempre se vuelve, aunque no lo quiera o lo quieras. Y vuelvo, viste como vuelvo a mi maldita calle sombría, esa que está más allá de libertad y esperanza.
Cuando de repente la luz no encendía y el encendedor se escapa de las manos en esa maldita sombra que siempre se hacia en el fondo de mi habitación mientras la gente me apuntaba y pareciera que todo era por mi realidad o por entenderla, a las personas les atrae de forma violenta mi realidad será porque acostumbraba nombrarla sin darme cuenta que lo fugitivo no era esta en si misma sino lo anacrónico de las palabras, las cuales me brotaban a la luz de las otras existencias que no eran tan pusilánimes como las mías. ¿Es increíble lo rápido que puede sonar un tren?, a veces me asustan por el chillar de los rieles o el humo sofocante que triste y melancólico envuelve un viaje que a veces verde ser torna gris o porque en mis más profundos deseos soñaba con ser un tren y no tener que obedecer sin razones o gritar sin impulsos. Supongo que creo más en lo que no soy que en lo que soy, por lo mismo no puedo definir siquiera lo que me gustaría ser, a veces los libros me guían o las frases antes escuchadas me acurrucan las preguntas o simplemente las películas me provocan visiones de seres inexistentes que solo habitan en las mentes más corruptas y cobardes -es increíble lo que la gente puede provocar solo con poner la mente en blanco, pero es más increíble cuando piensan en todos- mi mente no era de lo más aguda, y menos aun asombrosa, corrompida o loca, soy tan solo de esas personas que se cuestionan todo, de aquellos que miran a los dos lados antes de pasar y caminan con la cabeza baja por miedo a cruzar miradas. Pero justo ese día, por la culpa de ese bendito tren algo paso, la multitud no cruza miradas ni mucho menos me habla, mis padres me quieren llevar a un psicólogo y todo por cambiar mi forma de caminar, estoy harto ya de ser una persona normal o quizás un poco mas bajo que eso, por suerte mi sol no se ha secado y sigo viendo imágenes ficticias en sueños reales lo malo es que el ambiente aun es natural. Yo esperaba humo por todos lados después de querer ser tren, por algo fumo todo el día - de hecho mis dedos ya están amarillos - y aun así espero seguir siendo sol o mejor dicho luna - la gente siempre quiere más a la luna ¿será porque el sol la encandila y no rima bien en poemas cursis?- supongo que en la noche me muevo mejor, será porque no le temo a la soledad o tan solo porque siempre las sombras se esconden en mi habitación, supongo que eso será la incógnita que no descubriré hasta que aprenda a controlar mis propias sombras.
Talvez solo deba seguir escuchando frases vacías de borregos ciegos, tan privados de juicios y razones como la muchedumbre, o podría cambiar aun mas mi medio, quizás es posible convertirse en tren, es cosa de intentarlo, lo decidí, seré un tren. ¡Me da 5 cajetillas de esos americanos por favor!.


Cadaver esquisito, cuarto medio, gracias nico.
y se podía decir que aun quedaban palabras. Las cuerdas vocales se agitaron tanto que nunca se pudo volver al inicio del abcdario.

caer.

Y cuando subía resbalando con los pies bajo el cuerpo, tropezaba con mis propios pasos intentando no caer tan rápidamente. Libre al fin suspire. Recité un par de poemas en la cima de la montaña -de mi montaña-, de nuestra montaña. Mientras tu sonreías bajo las escaleras observando cada uno de mis movimientos: y todo se va a negro.
Y las manos se acercaban como en una puta conversación histérica en la cual te recrimino hasta el aire que observas y la forma en que le sonríes a la vida. No quería volver y el espejo tan solo me hace desvirtuar el enloquecimiento. ¡Llora! me dijo el maldito reflejo. Mientras yo no era capaz si quiera de ponerme de pie. ¡Gime más fuerte! - grito- así es más fácil exhibir tu decadencia - dijo mi otro yo.
Golpeé el vidrio con las manos, la sangre corrió como un río pero no supe que decir en ese momento. Lave los brazos y me recosté en el suelo. Enajenada, sola, tan sola, en ropa interior y mirando al techo. Necesito un cigarro antes de dormir.

bajan

Cuando aun no me convenzo de la realidad comienzan a reaparecer las ilusiones mentales. Alucinaciones que no soy capaz de entender, lluvia de meteoritos con miles de historias, con mundos propios. Estaba reconociendo un poco lo que deje atrás y aun así no entiendo lo que podría venir.
Hoy me dibuje en la mano una hormiga, de pronto se empezó a mover por el cuerpo. Cuando llego a la altura de los pulmones se desplomo. En ese instante entendí que no había nada más que hacer, que la muerte es inevitable y el vacío aun mas.

nadamas.

Y cuando las manos ardiendo en fuego se desprenden, se desenrollan, se manifiestan entre los estragos. Ella se quema a lo bonzo y no pasa nada por su cabeza o será simplemente que las pastillas afectan mas de lo que uno quisiera a la memoria, te la arrebata sin pedirte permiso y los días después desaparece la necesidad de aire. Camina sin sentido: calles, callejones escondidos. No existe nada más que sus manos rozando el viento. No hay más nada que la oscuridad y los rebotes.
Ella comienza a seguir los diferentes ángulos de la ciudad y se sumerge en un inerte ir y venir. Un suplicio de suspicacias y dolores de cabeza. Ya no quiere, ya no busca, ya simplemente el aire se escapa de su boca. La noche anterior era fría, la de hoy aun más.
El ir y venir latente. Ella viene y se va. Ella ya no tiene control de sus manos y simplemente se acurruca en un rincón. Cae rendida ante la droga y la locura.
Busca en sus manos respuestas y al levantarse se encuentra con el siempre amistoso vacío. Siempre pisándote los talones, llamándote, llamándote, llamándote al salto. Tirate a un hoyo, tirate y déjate caer. Disfrutando el impacto, siempre esperando la caída.
Entra por un pasillo oscuro busca su rostro en algunos espejos o vidrios rotos. No ocurre nada. El rojo de sus labios y el blanco de su piel se confunden con la lúgubre luz, con la inconsciente neblina del amanecer. Ya no reconoce la forma de su boca, sus pechos parecen ajenos y el olor de sus partes femeninas la sofoca sin darse cuenta. Se pudre por dentro, ya no es ella, es más bien otra. Otra tan pero tan parecida a ella que podrían ser gemelas. La forma de los ojos se desdibuja, no reconoce las manos de gemela porque están quemadas, porque las huellas ya no son huellas son un mapa sin sentido. La identidad ya no está y solo queda el vacío nuevamente, nuevamente la NADA.
De pronto sin darse cuenta se encuentra en una habitación cuadrada, redonda, escondida, separada, lúgubre, luminosa. Todo cambia tan rápido que ella simplemente, simplemente, simplemente no logra sacar ruido de su garganta. Enloquece. Ella perdió el control pero no por completo, bueno eso está por verse.
Ella quiere liberar sus manos. Ella quiere dejarlo todo. Ella ya no es más ella. Es más bien una nada, un ir y venir, un ir e ir, un ir por allá y por acá. Pero en realidad nunca existió.
Cada vez que llega la noche me dan ganas de llorar por ella. Miento es otra cosa. A veces se me escurre por la espalda el recuerdo de su llanto estridente, estridente de cabeza, de borracha de perdida inmediata de la memoria. A veces mi espina dorsal la recuerda posada en sus manos cuando aun era ella. A veces mis manos recorren todo lo impensable tratando de armarla de tierra, de cimientos que a mi también se me escapan. Y pierdo el aire y la memoria y los ruiditos de pasos. La ciudad se destruye ante ella o es ella simplemente. La ciudad se la come y la desangra bocanada tras bocanada hasta el último e ínfimo aliento. El cemente rojo absorbe la luz y todo se acaba.