Wednesday, October 01, 2008

Llaima en llamas, llamas en Llaima.

Asiento 20, ventana, siempre busco la ventana, 7 horas de viaje por delante y las galletas ya comienzan a salir, despega, comienza, avanza, el motor suena, run run run y aun no puedo abrir los ojos al paisaje, pasan las casas, las calles y aun no puedo abrir los ojos al paisaje.
Las ruedas giraban, ronquidos a lo lejos, el primer árbol nativo, nada de alamedas con arbusto, nada de parques cercados, carretera y potreros y carteles de consumo. Las líneas, puedes acelerar, las líneas, puedes retroceder, las líneas determinando el camino a seguir, y un túnel y un sendero y desviaciones y carteles, muchos carteles, ciudades, pueblos, localidades, nombres raros, nombres conocidos, pero la noche los esconde y el bus me esconde y Temuco aun está muy lejos.
La noche ya cayó, bueno hace rato, pero la boca de lobo ahora se manifiesta en su máxima expresión, las luces raudas, rápidas, eficaces atraviesan la velocidad de la luz, de la maquinaria pesada de aquel vehiculo, vehiculo movilizado, movilizador, creador de expectativas, sólo quiero echarme y dormir, sólo quiero llegar y comenzar el verdadero viaje, el verdadero desastre, el verdadero verano.
6 de la mañana y algo nos despierta, nos a todo el bus, nos a todos, nos como nosotros, el Llaima se ve por la ventana, rojo, naranjo, furioso, inmenso y es un espectáculo tan triste y bello a la vez, tomando en cuenta todo lo que abarca, destrucción natural, pero destrucción al fin y al cavo, lo connoto como una respuesta, como una manifestación de lo natural contra lo artificial, el Llaima quema un parque, un parque delimitado, una reserva o lo que sea, antinaturalidad dimensionándolo todo, el parque es antinatural, el Llaima no, el parque ¿porque está ahí?, ¿por qué delimitar lo que no es limitado?, ¿por qué adueñarse de lo que es libre, lo único que es libre, la naturaleza? y le quitamos su libertad porque nosotros no podemos ser libres, porque estamos determinados desde el ovulo, porque habría no solo volver a lo primitivo sino que romper con todo hasta con la naturaleza, con la naturaleza humana condicionada, con la necesidad de carne y hueso y aire y agua y risa y deseo y sexo.
Y sigue el bus y la nube roja queda atrás y aun queda carretera por delante y aun quedan ronquidos y aun estas tu y yo y ustedes ahí, en el limbo de la expectación, en el limbo entre la realidad de la costumbre y lo nuevo del aire, del aire nuevo, del aire que va a entrar por mi nariz, del aire de otro lugar que me cambia la vista, que me cambia la risa, que me cambia el color de la piel, que me cambia un poco la vida, sólo un poco, pero ese poco me cambia y eso es lo más cierto que puedo decir.

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